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15 octubre 2008

Usted también puede ser una ONG

  • Hasta ahora, más de 350.000 las personas han contribuido con su pequeña inversión

José Daniel Enosse, uno de los empresarios de Kiva. (Foto: Kiva.org)

Si tiene acceso a Internet, 20 euros y cinco minutos, puede convertirse en una ONG internacional.

A través de la página www.kiva.org es posible hacer un micropréstamo instantáneo a pequeños empresarios y emprendedores de países pobres. Hay cientos de proyectos para elegir, todos ellos presentados con caras, nombres y apellidos; el emprendedor, ya sea una kiosquera de Bolivia o un peluquero del Líbano, nos cuenta lo que necesita para su negocio y muestra fotos del mismo. En todos los casos son proyectos avalados por un socio local (casi siempre una ONG o una coordinadora de microproyectos); para disipar las sospechas de aquellos que pudieran dudar de la honestidad de esta iniciativa, el socio es puntuado igual que los vendedores de eBay por quienes antes han invertido en sus proyectos.

Las micro-empresas se pueden agrupar por países, capital necesario e incluso índice de riesgo. No hay por qué preocuparse, lo normal es que devuelvan el préstamo entre seis y doce meses después de haberlo recibido, y entonces el inversor puede volver a prestar ese dinero a otra persona, donarlo a la organización Kiva o simplemente reemborsárselo.

Son casos como el de José Daniel Enosse, un joven padre de dos hijas que después de trabajar como camarero en un restaurante de Mozambique decidió poner en marcha su propio negocio. Se trasladó a un pueblo fronterizo con Suazilandia y comenzó a vender recargas para teléfonos móviles. José no sale de su pequeño chiringuito en las 13 horas que la frontera está abierta, porque quiere aprovechar el ir y venir de las personas que al cambiar de país necesitan cambiar la tarjeta de su operador. Gracias a su trabajo puede ayudar a sus padres y ha conseguido comprarse una casa. Además está convencido de que si amplía el negocio podrá obtener más beneficios y contratar a alguien. Necesita 350 euros.

Historias parecidas se repiten en Paraguay, Camboya, Bolivia, Togo, Indonesia y cuarenta y dos países en total. Hasta ahora son más de 350.000 las personas que han contribuido con su pequeña inversión a poner en marcha proyectos de Kiva, que en total ha prestado (y recuperado) cerca de 35 millones de euros.

¿Qué más se puede pedir?

Durante el último mes el éxito de esta página web ha sido tan grande que por primera vez en su historia ha sido posible conceder todos los microcréditos que se habían solicitado. Patrocinadores como Youtube, Google, Microsoft o Starbucks pueden aportar más dinero que una persona normal, pero para quien recibe el crédito que pondrá en marcha su proyecto, los veinte euros que un prestamista anónimo puede ofrecer son tan valiosos como los de Bill Gates.

Por otro lado, también es posible unir las voluntades de varias personas para conformar un grupo que canalice los préstamos de sus componentes. El llamado "Grupo de ateos, agnósticos y escépticos" ha hecho llegar más de 40.000 euros a proyectos Kiva, casi tanto como el "Grupo Obama". Hay grupos institucionales, de universidades, países, territorios, etc. pero siempre es posible ir por libre y destinar nuestro dinero al proyecto que mejor nos parezca.

Kiva es más fácil de usar que Google, da más glamour del que tiene Bob Geldof, proporciona la misma sensación de mecenas millonario que debe tener Bill Gates y encima tenemos la certeza de invertir en una causa honesta. Y en los actuales tiempos de crisis, invertimos en empresas que nos van a devolver el capital invertido. ¿Qué más se puede pedir?

¿Que opinais de esto?


(comentad please)


I found this today on my email, is from Kiva, group I met today thanks to the Blog action Day, I'll post something before 12 p.m (always late), but this is it by now!!

1 co-opiniones:

Anónimo dijo...

Conocía la iniciativa desde hace algún tiempo y la verdad es que no me parece mala. Puede que me anime a probar un día, para ver cómo funciona y conocerla más de cerca. Por el momento, como no conozco, no me atrevo a criticar.